sábado, 17 de abril de 2010

Francisca

Es la segunda noche seguida que apareces. Estas ahí, en medio de sueños comunes, con gente común. Y te miro a ti y me atraes, igual que las pocas veces que nos hemos visto.

Despierto entonces y estas ahí, rondando el día. Me dan ganas de verte, pero no se nada de ti. No tengo tu numero, aunque se dónde vives. No se si estás sola y si me recuerdas, no se si te pasaría algo si me vieras. Tal vez también te gustaría verme, pero no se. No se si tengo el derecho a averiguarlo, porque no te he visto en mucho tiempo y no se si buscaría tus ojos. Probablemente lo haría. Desde que te descubrí, siempre lo he hecho. Pocas veces han sido, pero siempre quise encontrarte.

Contigo han sido así las cosas, medio casuales. Un poco entregadas al azar y de existir, a algún destino. Así es contigo, así me gusta que sea. Me gusta tener ganas de verte y no poder hacerlo, porque se esconde en esa fantasía una irresistible atracción. Me encanta no tener derecho a buscarte siquiera.

Si algún día nos encontramos de nuevo, espero ansioso por la incertidumbre. No quiero saber si me quieres ver hasta que por causas externas nos encontremos, tampoco quiero que sepas que me gustaría verte.

Así es contigo, así es como me encantas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario