lunes, 15 de marzo de 2010

A proposito de un apagón generalizado

A veces olvidamos que en el cielo alumbran infinitas estrellas la luz inmortal de todo el universo que sabe de tanto tiempo, de tanto espacio.

La naturaleza, nuestra naturaleza, opaca desde abajo la inmensidad y desde abajo construye un techo que nos libra de tantas preguntas y de tanto crecimiento.

Esa es la libertad que nos ofrece el régimen predominante de nuestra raza, nos libra de nosotros mismos, transformándonos en esclavos ciegos de esa supuesta libertad.

El cielo esta siempre ahí, como las olas del mar rompiendo entre la roca y la espuma. Como la inmensidad del desierto, como el verde manto fresco y aromático de algún bosque lejano.

Pero parece que lo olvidamos y solo disfrutamos de ellos de vez en cuando. Pareciera que la vida pertenece a otros ritmos y a otras calles, cosas lejanas de todo aquello.

Tantas respuestas descansan lejos de nuestra puerta.

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